Cambalache


Mi plano perfecto.

Albacete, 3 noviembre 2025

«Niño, haz las paces con la vida, no es de piedra el pastizal. La nostalgia de tu antes no te deja caminar» – Milo J

De nuevo nada nuevo… Otra vez intentando mantener los pies en el suelo a veinte mil pies de altura, el orgulloso lamento de Ícaro. Este pecho magullado apenas puede frenar el asedio, la avalancha de emociones, una ansiedad creciente y los viejos sentimientos instando a los nuevos a ponerse cómodos, esto va a llevar su tiempo.

Sobrevivir ocupa toda una vida, pertenecer es mas una milagro que una certeza. Amar la libertad es un acto de rebeldía, liberar el amor un suicidio. Concebir el mundo como un hogar en sí mismo es un sacrilegio inabarcable, el tiempo malogra con paciencia lo que brota con premura, poniendo fin a la finalidad, negandome sanar el pasado en la falsa calma que aporta la quietud y yo aun no encontré el momento adecuado para darle las gracias.

Hoy, tras tanta evasión volví a encarar un nuevo otoño el cual me recibio con un desfile de hojas ocres a cada paso, como una ofrenda ceremonial o el último aliento de algo ajeno a mi del que mi ego pretende apoderarse.

Sea como fuera quiero verlo como un reflejo de que la vida siguió aquí, que seguirá allá; conmigo, sin mi. Mi miedo enfermizo al foco, todos mis pulidos registros vitales y circenses esperando que la luz perfecta bañe el plano escogido para actuar por fin, aun cuando nadie mira, sobre todo cuando nadie mira y pienso «era mi plano y era perfecto». Me da vergüenza actuar ante esos ojos y decido ser yo aun cuando no me siento suficiente y es aquí donde todos quieren quedarse, en mi yo del que yo huyo.

El mundo se me esta quedando pequeño, se achicó con el uso, encogió con cada lavado de imagen. La conciencia se agrando tanto que los pensamientos provocan un eco solemne e indeciso, una falsa seguridad teórica, una inhabilitada y encantadora buhardilla parisina, donde el soñador se refugia de la vorágine de vivir.

Pero mi corazón… Él aun no me perdona y lo entiendo, tiene sus motivos, le fallé tanto… Supongo que de momento es mejor así, no quiero volver a mentirle, obligarle a que pare otra bala. Aun así seguiremos surcando el mundo solos, entre la vida y el tedio, a la espera de que yo deje de buscar un porque a cada acto de amor o hasta que él decida que aquí ya no entra nadie mas si no es para quedarse, incluido yo mismo.

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