Este es mi mundo hoy, mañana será distinto…
Puedes aprovechar para visitarlo si quieres, no se cuánto estaré por aquí, cada cierto tiempo necesito mudarme de vida, la última se me quedó medio chica. La actual tiene unas vistas increíbles, aunque yo apenas me asomo por vértigo al pasado; debería mudarme a un perfil más bajo.
¿De que estoy huyendo? ¿De quien o que soy preso? Me siento desoladamente solo cuando me rodeo de gente, solo deseo escapar para estar realmente solo, sin nadie a mí alrededor que me haga sentir solo. Creo que tan solo soy preso de esta tambaleante soledad que me abriga y devora.
Este viaje ya no es una búsqueda, es una huida hacía delante escapando de algo o alguien, incluido yo mismo, no se saciar la sed de un pasado vencido. Dicen que no me abro con nada ni nadie, que sabrán ellos si me desgarro y perdono cada ciclo; como pueden decir que el viajero huye del compromiso si busco el amor en los recuerdos a los que me aferro.
Apenas te miraba a los ojos y no sabes cuánto me arrepiento pero la vida contigo también me dio vértigo. Te sentía cerca al mirarte los labios, tus palabras apagando mis ganas de ver arder el mundo. Pero tus ojos me hacían pequeño, sentirme solo, dudando de si tu vida conmigo era una búsqueda o una huida…
Me siento como Charlotte contemplando Tokio desde la ventana de aquel hotel rodeada de millones de almas incapaces de paliar su profunda soledad. Pienso en como la melancolía mutó en nostalgia cada vez que quiero mirar nuestras fotos y recuerdo, antes con melancolía, ahora con nostalgia, que nunca nos fotografiamos juntos.
¿Que palabras escogeríais para decirle a la persona que amas sabiendo que es la última vez que la verás jamás? Con el dolor y la certeza de que aquella burbuja tan bella e irreal no fue suficiente para romper las cadenas de años viviendo la vida por inercia. Nunca sabré cuáles fueron las palabras que Bob susurró al oído de una Charlotte rota en llanto abrazada a la persona más cercana a un hogar que la vida le había brindado, robarle el primer y último beso para después desaparecer entre la muchedumbre de las calles de Tokio, pero seguro que fueron las más bonitas y dolorosas que tuvo que escuchar jamás. Creo que Bob desapareció en aquellos petrificados labios con aroma a whisky Suntory.
Ya no envidio a aquel que entre en tu vida. Puede que nunca tenga que verte marchar, todavía no te vivió. No tiene el placer de ver cómo te conviertes en un recuerdo, antes melancólico, ahora nostálgico. Él no tuvo que mudarse aún de vida…
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